Es cierto. El presidente Juan Manuel Santos dijo durante su campaña que si resultaba electo no subiría los impuestos, pero nada dijo de crear nuevos o de bajárselos a los ricos para que los paguen los pobres.
En la Reforma Tributaría que el Gobierno prepara en medio del secreto más absoluto vienen perlas a las que habrá que mirar con mucho cuidado. La primera consiste, según explicó ayer el Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry en imponerle un IVA “chiquito” a los alimentos de la canasta familiar.
¿Para qué? No lo explicó el Ministro, pero hoy el Director de la Dian, Juan Ricardo Ortega lo dejó bien claro: para bajárselo a los productores de esos alimentos.
Es decir, para que los ricos (Industriales y productores) paguen menos IVA y los consumidores (Como usted y como yo) lo paguemos en su lugar. Como diría mi abuela: ¡rico así!
Según Ortega bajando todos los IVA del 16% que le pegan en un 80 por ciento de los costos en muchas de las estructuras importantes, se alivian los costos al productor dándole más liquidez lo que, en teoría debería redundar en más producción y menores precios, inclusive después de un IVA bajito”. Ingenuo el hombre.
Lo que pretende la propuesta de la Reforma Tributaria es reducir el IVA a los productos agropecuarios.
Mañana las comisiones económicas del Congreso se reunirán en secreto con el Ministro de Hacienda para explicarles a los congresistas los detalles de la Reforma Tributaria que será presentada el 20 de julio. Ahora entendemos porque el misterio y la confidencialidad.