Es época de exámenes en Pakistán. Pero Abdul Yamal estaba contento porque a él no le tocaría. Se despertó temprano, desayunó frugalmente y partió rumbo a la Escuela Pública y Militar de Peshawar, donde hoy recibiría instrucción por parte de médicos del Ejército pakistaní. Estaba entusiasmado. Era la primera vez que aprendería sobre primeros auxilios. Lo que Yamal no sabía era que ese día se transformaría en una pesadilla.
Yamal estaba en plena tarea junto a los experos en medicina, cuando de repente comenzaron a sentirse gritos desesperados y disparos alocaldos. También veía corridas, humo y un caos generalizado. Al menos 500 alumnos se encontraban en el edificio al momento del ataque inicial. Yamal sintió un pinchazo en una pierna. «Vi niños cayendo que lloraban y gritaban. Yo también caí. Después supe que me había dado una bala», diría más tarde desde el hospital donde fue atendido por un disparo en la pierna.
Unos fueron ejecutados con un disparo en la cabeza. Algunos fueron utilizados como escudos humanos por los seis milicianos islámicos que irrumpieron en la institución. Y otros tantos fueron acribillados al azar mientras corrían desesperados. Así fueron los primeros minutos de la mayor matanza talibán en Pakistán en varios meses. Ocurrió en Peshawar, en el norte de este país, en el límite con Afganistán, otra nación golpeada por el extremismo islámico y por los talibanes.
El golpe de los terroristas islámicos no fue al azar. En el establecimiento funciona una escuela militar, donde la mayoría de sus alumnos son hijos de los altos mandos pakistaníes, en lucha contra el talibán. Pashawar, una ciudada fundada en el año 144, se ve sacudida en estas horas por la violencia fundamentalista y sufrió hoy el más sangriento de los atentados en lo que va del año. El anterior ataque terrorista de semejante magnitud fue en septiembre pasado, cuando un atentado suicida en una iglesia se cobró la vida de 78 víctimas.
Esta mañana, la pesadilla fue absoluta en el establecimiento educativo. La mayoría de los niños, según confirmó el ministro de Información, Mushtaq Ghani, fue asesinado de un tiro en la cabeza. Cinco horas después del inicio del ataque, los enfrentamientos proseguían en el interior y las afueras de la escuela.
El recuento de cuerpos y heridos fue caótico. Se dio al mismo momento en que los intercambios de disparos entre los talibanes y las fuerzas de seguridad continuaban. Un reportero de Reuters presente en el lugar dijo que escuchó fuertes detonaciones en el interior del edificio, rodeado por soldados pakistaníes.
La llegada de los soldados duró una eternidad: tardaron 30 minutos desde el inicio del ataque, según confirmó un profesor a un canal de televisión local. «Después de media hora de ataque, el ejército llegó y selló el lugar», contó el hombre. «Estábamos en pleno examen cuando tuvo lugar el ataque», agregó y contó que en ese momento los oficiales estaban yendo aula por aula para atrapar a los talibanes.
Otro alumno, Amir Mateenn, dijo que habían cerrado una puerta desde adentro cuando oyeron disparos, pero que los atacantes la habían derribado y disparado de todas formas. La escuela se encuentra al lado de un destacamento militar. «Estábamos parados fuera de la escuela y los disparos comenzaron súbitamente y hubo caos por todos lados, sumado al griterío de los chicos y los maestros», dijo Jamshed Khan, un conductor de autobus escolar que vivió todo desde el exterior del edificio.
El vocero de los talibanes explicó el motivo de semejante masacre: «Es un ataque en venganza por la ofensiva militar en el norte de Waziristán», señaló Muhammad Umar Khorasani a la agencia Reuters. Los operativos pakistaníes comenzaron en junio último y se extendieron hasta el presente.
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