El daño «irreparable» de Greenpeace a las Líneas de Nasca

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La polémica acción de Greenpeace en suelo peruano despertó fuertes críticas de parte de los especialistas, y una de ellas fue la de Ana María Cogorno, presidenta de la Asociación María Reiche, nombrada así en honor a la arqueóloga germano-peruana fallecida en 1998 y célebre por sus investigaciones sobre las Líneas de Nasca.

«Claramente ellos subieron a la zona intangible, y caminaron sobre ella. Aquí se ve un área bastante destruida donde seguramente se deben haber parado a conversar, de ahí siguieron caminando y pusieron las pancartas desde el costado del pico del colibrí hasta el final del ala, y de ahí volvieron a salir a caminar», explicó Cogorno a través de un cursor sobre una imagen de la zona intrusada.

«El diámetro de la destrucción causada por Greenpeace es mayor que el tamaño del colibrí», precisó la experta en una entrevista concedida al diario El Comercio.

La conservacionista añadió: «En realidad a las disculpas de Greenpeace yo no las puedo aceptar, porque el daño es irreparable».

«Por más disculpas que nos pidan todos los que han entrado a la pampa, ¿quién nos devuelve a nosotros lo que hicieron nuestro antepasados? ¿Quién nos devuelve que esta zona sea única en el mundo? Y que encima estamos cumpliendo 20 años de la Declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad. ¿Entonces de qué disculpas estamos hablando?», concluyó señalando Cogorno.

Habrá juicio

En este sentido, el gobierno peruano rechazó las disculpas de la ONG ecologista Greenpeace por posibles daños que dejó la protesta pacífica que efectuaron en las milenarias líneas de Nasca, y reiteró que enjuiciará e impedirá salir del país a los activistas que participaron en ella.

La acción de Greenpeace, que se produjo la madrugada del lunes en violación de la ley, consistió en desplegar al lado del gigantesco geogiflo en forma de colibrí, hecho por los antiguos peruanos hace más de 2000 años, letras de tela amarilla con el mensaje «Time for change: The future is renewable» (Tiempo de cambio: el futuro es renovable).

El mensaje sólo se puede apreciar desde al cielo, al igual que las más de 500 figuras de animales y geométricas que conforman las llamadas líneas de Nasca, que son uno de los mayores enigmas arquelógicos de Perú y que algunos investigadores consideran un observatorio astronómico y/o calendario.

«No hemos aceptado las disculpas. Ellos no aceptan el daño ocasionado», dijo el miércoles el viceministro de Cultura, Luis Jaime Castillo, tras recibir a representantes de Greenpeace que asisten a la Conferencia de las partes de la ONU sobre el cambio climático (COP20).

La situación motivó a Greenpeace anunciar la noche del miércoles que el director ejecutivo de la organización, Kumi Naidoo, viajará a Lima.

«Kumi Naidoo, Director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, viajará a Lima esta semana para disculparse personalmente por la ofensa causada por la actividad, así como representar a la organización en cualquier discusión con las autoridades peruanas», señaló un comunicado.

«Greenpeace se responsabiliza de sus actividades y está dispuesto a asumir las justas consecuencias que correspondan», agregó el documento que señala que la organización cooperará con la investigación abierta.

Temprano Greenpeace había emitido en Lima un comunicado donde «ofrecía disculpas a aquellas personas que se hayan sentido moralmente afectadas», pero justificaba su acción en el marco de llamar la atención sobre el calentamiento global.

El viceministro señaló, en declaraciones al canal de noticias N, que el daño «ha sido constatado por un peritaje hecho por expertos arqueólogos del Ministerio, la fiscal de Nasca y la Policía».

El gobierno peruano a través del Ministerio de Cultura denunció el martes ante la Fiscalía a quienes cometieron «estos hechos ilícitos y ha solicitado el impedimento de salida del país de los responsables».

Se estima que fueron 12 los activistas de Greenpeace que, como mínimo, intervinieron en la protesta de las líneas de Nasca.

«Jamás hemos pisado las Líneas de Nasca», aseguró de su lado Mauro Fernández, vocero de Greenpeace en al COP20 en declaraciones a la radio RPP.

Greenpeace es una ONG que defiende el medio ambiente por medio de acciones pacíficas pero espectaculares para lograr la máxima repercusión mediática.

El arqueólogo Pedro Pablo Alayza, gerente de Cultura de la Municipalidad de Lima, aseguró a la agencia AFP que «está a la vista el daño hecho por Greenpeace, como se comprueba en las fotos aéreas tomadas luego de que se retiraron los carteles donde quedó una huella sobre el desierto».

Según el ministerio peruano de Cultura los activistas ingresaron sin respetar las medidas de seguridad que se requieren y sin permiso al área intangible, localizada sobre las pampas de Nazca, 450 kilómetros al sur de Lima, en la costa peruana.

Los activistas de Greenpeace grabaron en un video su acción, donde se ve que no se colocaron unos protectores en los zapatos para evitar dejar sus huellas en el terreno, como exige el protocolo de seguridad.

El caso mereció el martes un enérgico comunicado del gobierno peruano por un acto que calificó de «atentado contra el Patrimonio Cultural de todos los peruanos y de toda la humanidad», debido a que en 1994 la UNESCO declaró como Patrimonio Cultural de la Humanidad a las líneas de Nazca.

El legado de las líneas de Nazca ha estado presente en la inauguración de la COP20, cuando Christiana Figueres, secretaria ejecutiva de Cambio Climático de la ONU, exhortó a los delegados a adoptar «líneas de acción climáticas tan imborrables como las lineas de Nazca».

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