Las explosiones tuvieron lugar en la Gran Mezquita de Kano, la mayor ciudad del norte musulmán del país, hacia las 14:00 (13:00 GMT) durante el tradicional rezo de los viernes. La mezquita se encuentra cerca del palacio del emir de Kano, Muhamad Sanusi II, el segundo clérigo musulmán más importante.
El atentado, llevado a cabo por dos kamikazes y hombres armados, según la policía, se produjo poco después de que una bomba explotara en otra mezquita en la ciudad de Maiduguri (noreste) el viernes por la mañana y cinco días después de la muerte de 45 personas en esta ciudad en dos atentados suicidas perpetrados por mujeres.
«Dos bombas explotaron, una detrás de otra, en el recinto y en el interior de la Gran Mezquita, poco después del inicio de la oración semanal», declaró a la AFP Aminu Abdulahi, uno de los fieles.
«Una tercera bomba explotó a continuación en una calle cercana (…) Después de las explosiones, la policía disparó para disuadir de otros ataques potenciales», añadió.
Un responsable de los equipos de rescate, que pidió el anonimato, informó a la AFP del traslado de 92 cadáveres a un hospital de Kano, mientras que las 126 personas heridas fueron hospitalizadas en tres centros sanitarios de la ciudad. «El balance podría aumentar», dijo a la AFP esta fuente.
Por el momento, se desconoce el paradero del emir en el momento del ataque. Muhamad Sanusi II instó la semana pasada a sus fieles a tomar las armas contra Boko Harma, poniendo así en duda la capacidad del ejército para defender a los civiles frente a estos insurgentes.
Una personalidad influyente
El emir de Kano es una personalidad influyente en Nigeria, hogar de más de 80 millones de musulmanes, en su mayoría en el norte del país. Oficialmente se sitúa justo después del sultán de Sokoto, considerado como el jefe de los musulmanes nigerianos.
Desde su ascenso hace un año al puesto, muchos nigerianos esperaban que el emir desafiara las convenciones y se implicara en el debate político y militar del país, máxime cuando Kano ha sido el escenario habitual de ataques de Boko Haram.
En enero de 2012, el ataque más espectacular dejó al menos 185 muertos. Otras seis personas, entre ellas tres policías, murieron en un atentado suicida el 14 de noviembre en esta misma ciudad.
El anterior emir de Kano, Ado Abdulahi Bayero, sobrevivió a dos intentos de asesinato del grupo islamista, al igual que el sultán de Sokoto y el shehu de Borno, otro importante jefe musulmán.
Boko Haram reprocha a los dignatarios musulmanes nigerianos el haber traicionado la religión al someterse a la autoridad del gobierno.
El atentado de Kano se produce en un momento en el que las milicias locales consiguieron desbaratar un nuevo ataque en Maiduguri, la capital del Estado de Borno (noreste) y antiguo bastión de la insurrección islamista.
La policía pudo desactivar los explosivos, descubiertos en el barrio de Gamboru Market poco antes de la oración del viernes, según Babakura Adam, un miembro de la milicia. Sin embargo, una bomba logró explotar en el mismo sector, pero sin dejar víctimas, añadió.
«Por supuesto, se trata de una acción de Boko Haram, ya que estos últimos días se arrestaron en la ciudad a mujeres kamikazes», declaró Adam a la AFP.
Maiduguri ya fue el blanco de un doble atentado suicida a principios de esta semana, que dejó al menos 45 muertos, el primero en cinco meses en esta ciudad muy castigada en el pasado por los ataques diarios de Boko Haram.