Las agudas tensiones en las ciudades europeas a causa de los inmigrantes podrían empeorar a menos que las autoridades, los ciudadanos y los recién llegados se sientan y hablen de sus prejuicios, expresó el domingo el papa Francisco.
El mensaje del Sumo Pontífice a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro llega tras un par de días de violencia contra refugiados en un barrio obrero de Roma. Policías antidisturbios fueron enviados después de varios días de actos contra los inmigrantes.
Los vecinos aseguran que no son racistas, sino que están hartos de la negligencia de las autoridades en los barrios de la periferia.
Francisco sugirió a las iglesias locales celebrar reuniones para que todas las partes puedan escuchar el uno al otro y hacer planes juntos. De esa manera pueden «superar toda sospecha y los prejuicios, y construir una convivencia más segura, pacífica e incluyente».
«Lo importante es no rendirse a la tentación de los enfrentamientos», agregó el pontífice.