El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, dijo que los hallazgos de petróleo y de gas fuera de la región, la disminución de la demanda de recursos por parte de China y Europa y el «fortalecimiento evidente» del dólar abocan a la zona a una ralentización.
Pero advirtió también de la existencia de fortalezas, como las reservas estratégicas de petróleo, níquel, cobre, las hídricas y la capacidad de generación de energía hidroeléctrica. «Ahora bien: tenemos que agregarle valor a eso», por lo que el objetivo de América Latina además de superar esa situación, es «iniciar un proceso de reindustrialización», comentó.
Samper, quien fue presidente de Colombia entre 1994 y 1998, destacó logros de América Latina como la reducción de la pobreza en 70 millones de personas en diez años y el comportamiento de Gobiernos que, «sin excepción, se han sometido a las reglas del juego democrático».
«Creo que tenemos muchas cosas para trabajar en común», lo que hace «innecesario que estemos unidos en contra de alguien o de algo», afirmó para subrayar la necesidad de «desideologizar» y, al mismo tiempo, «repolitizar» la Unasur.
Consciente de la existencia de dos modelos políticos diferenciados, sostuvo que para lograr ese objetivo es necesario «simple y sencillamente que esas dos visiones que existen no sean utilizadas como argumento para no integrarnos. Es posible tener una región y dos visiones sobre el desarrollo», opinó.
Samper ha ofrecido los servicios de la Unasur para ayudar a recuperar el diálogo entre la oposición y el Gobierno de Venezuela y para contribuir al proceso de paz en Colombia, una vez que culminen las actuales conversaciones entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC.
Por el momento, dijo, no ha recibido respuestas a estos ofrecimientos que, en el caso de Colombia, en la fase «postconflicto», se centrarían en la reparación económica y moral (relacionada con el perdón y las garantías de no repetición), la justicia y la verdad, que permitiría a las víctimas o a sus familiares conocer las condiciones en que fueron victimizadas.
El ex gobernante cree «inevitable» que se incorpore a las conversaciones la guerrilla del ELN porque «la negociación tiene que ser integral», algo que «está caminando bien», dijo.
En cuanto a la droga, el secretario general defendió, a titulo personal, «una política alternativa» que no se base «en la legalización como alternativa a la prohibición», sino en «ir desmontando lentamente las normas prohibicionistas».
«Hoy día somos duros con los campesinos, somos duros con las ‘mulas’ que transportan (droga), somos duros con los consumidores y somos débiles con las organizaciones criminales», dijo al abogar por perseguir el delito y no criminalizar esos «eslabones débiles de la cadena», no por medio de la legalización, sino con mecanismos «para ayudarles a salir del problema».
Al hacer balance de su gestión, Samper mencionó los acuerdos para crear un banco de precios de medicamentos y un mecanismo de solución de controversias «mucho más equilibrado entre inversionistas privados y Gobiernos» que los actuales centros de arbitraje, a los que desde algunos ejecutivos se reprocha que tienen «un sesgo» favorable a las empresas.
El organismo trabaja en un proyecto para impulsar un conjunto de infraestructuras (carreteras, ferrocarriles, hidrovías) que benefician a más de dos países, con inversiones que podrían alcanzar unos 20.000 millones de dólares, explicó.
Unasur, avanzó Samper por otra parte, quiere comprometerse «más a fondo en el tema de la mujer», por lo que lanzará una propuesta el 25 de noviembre en un acto al que estará invitada una hija de una de las hermanas dominicanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa). Las mujeres fueron asesinadas por agentes del régimen de Rafael Trujillo en 1960 en esa misma fecha, declarada por la ONU como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
La Unasur está formada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.