La nueva reforma tributaria podría desincentivar el consumo

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Dos terceras partes del PIB nacional (medido desde el lado de la demanda) corresponden al consumo de los hogares. Es decir, que el crecimiento de la economía colombiana proviene principalmente de la demanda interna, así que depende en gran medida de los niveles de confianza de los agentes económicos.

Aunque en el país las expectativas de consumo se han mantenido sin cambios, últimamente se han percibido algunas señales negativas por la caída en las condiciones externas de la economía (precio de petróleo y commodities a la baja), las alzas en las tasas de interés y la incertidumbre generada por la eventual reforma tributaria.

El Índice de Confianza del Consumidor (ICC, medido por Fedesarrollo) se ubicó en septiembre en 17,1; cifra inferior en 2,9 puntos porcentuales respecto a la lectura de agosto (entre más cercano a cero, menos positivo es el índice). El indicador señala una moderación de la confianza de los consumidores que podrá impactar en un crecimiento económico inferior para el segundo semestre de este año.

Los consumidores colombianos observan un empeoramiento en las condiciones económicas: perciben que este año son peores a las del año anterior y, particularmente, que este es un mal momento para realizar compra de electrodomésticos y muebles. Ante la importancia que tiene el consumo interno para el buen funcionamiento de la economía, vale la pena analizar si los incentivos de la reforma tributaria que propone el gobierno van encaminados a dinamizar el consumo.

Olson Ortiz, profesor de la Escuela de Negocios de Uninorte, considera que la reforma no está orientada a estimular el consumo. “La explicación de motivos que realiza el gobierno para justificarla, evidencia más un desajuste en las finanzas públicas por exceso de gastos no productivos debido a la aplicación de políticas económicas no debidamente planeadas”, dice.

Por su parte César Corredor, profesor de la Maestría en Economía de Uninorte y director del Programa de Economía de la Universidad de la Salle, señala que un incremento en los impuestos directos y transitorios, como el de patrimonio, tendrían un impacto sobre los ingresos de los individuos con mayor poder adquisitivo, lo que podría tener implicaciones sobre la generación de empleo y de forma indirecta sobre el consumo.

“Por un lado, podrían favorecer la informalidad. Por otro lado, incrementar los impuestos en sectores agrícolas e industriales podría afectar la ligera recuperación que han venido teniendo en los últimos trimestres y que debería verse favorecida por la reciente devaluación del peso”, señala Corredor.

Sin embargo, un aspecto positivo de la reforma para los productores puede ser el impuesto a la normalización tributaria. Permitiría, de acuerdo con Ortiz, mediante una tarifa de 10%, realizar la legalización de los activos omitidos en declaraciones anteriores, “sin que haya lugar a la tan temida comparación patrimonial ni a renta líquida gravable adicionales, que entra a contribuir favorablemente en el proceso de adopción de las NIIF”.

Efectos de la reforma sobre demanda interna. Tradicionalmente en Colombia los proyectos de políticas tributarias han buscado compensar a los más ricos, mediante exenciones y gabelas tributarias, con la idea de que estos, al poseer los medios de producción, pueden generar más empleos. De este modo se ha reducido el recaudo tributario (tasa efectiva de tributación de 33% de ingresos).

Al mismo tiempo se ha cargado de tributos a la población más pobre (tasa efectiva menor a 5% de ingresos).

En consecuencia, la clase media, que labora en el mercado formal y es responsable de la mayor parte del consumo de los hogares, resulta con una carga tributaria mayor (tasa efectiva mínima de 10% y máxima de 33% de los ingresos). Esto empeora las perspectivas futuras de consumo y tiene un impacto sobre la confianza de los consumidores.

En este sentido, para Ortiz, la sobretasa del CREE y su estabilización como permanente es algo que esperaban los expertos en política tributaria. “Si se hacen los cálculos en frío, la tarifa del impuesto de renta sencillamente aumentó”.

En general, esta reforma, señala Ortiz, sigue sin enfocarse en lo esencial de la economía del país: en infraestructura y en el desarrollo de instituciones de economía inclusiva, que contribuyan a generar la riqueza que beneficiaría realmente a la población.

Respuesta a la economía mundial

De acuerdo con César Corredor, la propuesta de la reforma es resultado de lo que se advierte sobre la situación macroeconómica futura relacionada con la caída en los precios de los ‘commodities’ por los cambios en las condiciones económicas y financieras internacionales, como la caída de la economía china y los posibles cambios en el ciclo de tasas en Estados Unidos.

Sin embargo, para el experto, “preocupa que dos años después de haber realizado la más reciente reforma ya se esté hablando de nuevos cambios en las reglas de juego”.

Finalmente, señala que la paz no puede ser usada como un argumento para mayores tributos sin tener la seguridad de que se va a llegar a buen puerto en el proceso y sin tener un plan claro de gastos de qué implicará el posconflicto.

POR:
ALIANZA ELHERALDO- UNIVERSIDAD DEL NORTE

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