Rousseff y Neves cierran en Brasil la campaña más impredecible de las últimas décadas

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La mandataria brasileña y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, y el líder opositor, Aécio Neves, cerraron hoy en sus respectivas cunas políticas una campaña impredecible de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del domingo, que partió y llegó a su fin sin un rumbo fijo.

El factor sorpresa se impuso hasta el último instante en la carrera electoral y, a menos de 24 horas de la apertura de las urnas, una nueva encuesta rompió con los pronósticos realizados hasta el momento e indicó el triunfo del candidato socialdemócrata en la segunda vuelta.

Según el sondeo realizado por la empresa MDA por encargo de la patronal Confederación Nacional del Transporte (CNT), Neves supera por poco más de un punto y medio porcentual a Rousseff, aunque ambos se encuentran «técnicamente empatados».

De acuerdo con la CNT, el comportamiento favorable del aspirante socialdemócrata pudo estar motivado por su actuación en el último debate televisado protagonizado la víspera por ambos candidatos, en el que las acusaciones por corrupción tuvieron un papel central.

Mientras el sondeo divulgado este sábado mostraba un nuevo vuelco al escenario electoral, Rousseff y Neves quemaban sus últimos cartuchos en Rio Grande do Sul y Minas Gerais, sus respectivas cunas políticas, antes de las elecciones de mañana.

La jefe de Estado participó en una marcha con simpatizantes en Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, y aprovechó para criticar el rumbo de la política exterior defendida por Neves y atacar a la revista Veja, tras las acusaciones realizadas el viernes.

El impreso lanzó a las calles la víspera, un día antes de lo habitual, una edición en la que denuncia que ella y su antecesor y mentor, Luiz Inácio Lula da Silva, sabían que en la petrolera estatal Petrobras se había enquistado una vasta red de corrupción.

La revista aseguró, sin citar fuente alguna, que el cambista Alberto Yousseff, preso por esas corruptelas, habría reconocido ante la Policía que la presidenta y Lula estaban al tanto de la trama.

«La portada de Veja es un absurdo y quiero manifestar aquí mi repudio. Se trata de un golpe, que no colabora con la democracia», sostuvo Rousseff.

El abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña, por su parte, visitó en la localidad de São João Del Rey la tumba de su abuelo Tancredo Neves, el primer presidente civil electo tras 21 años de dictadura militar y que murió en 1985 antes de asumir su mandato.

Con las participaciones de este sábado, ambos candidatos concluyeron la campaña más polarizada e impredecible de los últimos años en el país, que comenzó con la trágica e inesperada muerte del candidato socialista Eduardo Campos el pasado agosto.

Tras el fallecimiento del exgobernador del estado de Pernambuco, la exministra Marina Siva, hasta el momento vicepresidenta en la fórmula de Campos, asumió las riendas del Partido Socialista Brasileño y revolucionó por completo las encuestas de intención de voto, llegando a amenazar la reelección de Rousseff.

Sin embargo, el fenómeno Silva amainó unos días antes de la primera vuelta del pasado 5 de octubre, en la que Rousseff y Neves terminaron sellando su billete para una segunda ronda mañana.

La abanderada del Partido de los Trabajadores (PT) se impuso con el 41,5 % de los votos, frente al 33,5 % que obtuvo el senador socialdemócrata.

Los días posteriores a los comicios del 5 de octubre las encuestas mostraron a ambos candidatos «técnicamente empatados», pero varios sondeos publicados a lo largo de esta semana por la firma Datafolha e Ibope, las empresas demoscópicas más prestigiosas del país, señalaron un avance de Rousseff entre seis y ocho puntos porcentuales frente a Neves.

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