El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, afirmó hoy que el asesinato del diputado chavista Robert Serra, el pasado 1 de octubre en su residencia, tenía el objetivo de callarlo e intimidar a los jóvenes oficialistas.
«Ustedes saben por qué asesinaron a Robert Serra, (…) en primer lugar para callarlo, porque Robert Serra decía grandes verdades a una gran velocidad todos los días, en todos lados», afirmó Maduro en su discurso al término de una manifestación en la que marcharon varios cientos de chavistas.
El asesinato del parlamentario, según Maduro, tenía como objetivo enviar un mensaje a los jóvenes adeptos al proyecto chavista.
«Con el asesinato de Robert Serra quisieron mandar un mensaje para que ustedes agarraran miedo, para que ustedes retrocedieran», dijo Maduro a quienes participaban en la manifestación durante el acto transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión.
Serra y su asistente María Herrera fueron asesinados en la residencia del diputado en el oeste de Caracas, en un hecho perpetrado con armas blancas que las autoridades venezolanas atribuyen a un crimen político, planificado desde hace meses, y ejecutado por paramilitares colombianos.
Al principio de la semana, el presidente informó de la detención de dos de los ocho autores materiales del doble homicidio, entre ellos el jefe de seguridad de Serra, un funcionario policial que, según Maduro, fue corrompido por la banda paramilitar que ejecutó el crimen.
Ayer el mandatario venezolano reveló la detención de otros cuatro implicados y totalizó en siete el número de detenidos, aunque no precisó sus nombres ni cuándo fue hecha la séptima detención que completa el número anunciado.
Aunque las autoridades venezolanas han reiterado que el homicidio fue realizado por supuestos paramilitares colombianos, aún no han esclarecido quiénes serían los autores intelectuales del crimen.
«La investigaciones del asesinato de Robert Serra todos los días arrojan nuevos elementos, todos los días se va esclareciendo como organizaron el crimen», dijo hoy Maduro.
El jefe de Estado reiteró que un grupo paramilitar dirigido desde Colombia, con complicidades internas, fue el que dio la orden y pagó el asesinato del «mártir chavista», por el que los homicidas cobraron la suma de 500.000 dólares.
Dos días después del suceso, Maduro acusó al expresidente colombiano Álvaro Uribe (2002-2010) y a «criminales» protegidos por el Gobierno de Estados Unidos de ser los autores intelectuales del homicidio.
Sin embargo, en las más recientes declaraciones de las autoridades venezolanas, no se han realizado acusaciones formales ni directas al expresidente colombiano.