Oslo, 20 abr (PL) Quería matar la mayor cantidad de gente posible, afirmó hoy el terrorista Anders Behring Breivik, durante el proceso legal en su contra por la masacre de 77 personas el pasado verano en Noruega.
Ese momento estuvo marcado por un caos total, por eso pensé que debía ejecutar a tantos como fuera posible, dijo el extremista al repasar los acontecimientos de la mayor matanza ocurrida en esa nación nórdica desde la Segunda Guerra Mundial.
El pasado 22 de julio, Breivik vestido de policía masacró a 69 personas en el campamento juvenil del Partido Laborista Noruego en la isla de Utoya, pocas horas después de hacer detonar una bomba en el complejo gubernamental de Oslo, que causó la muerte de otras ocho víctimas.
Estaba casi seguro que encontraría fuerte resistencia contra la que tendría que luchar y probablemente morir en el intento, explicó el fundamentalista antiislámico al referirse a los sucesos en Utoya.
Ante el pavor de los familiares presentes en la vista, Breivik relató que al entrar en la sala principal de la cafetería de la isla, vio a unas 15 personas contra las cuales disparó a discreción, escena que a su juicio le pareció muy distinta a las que veía en series de televisión.
Según Breivik, el doble atentado en Utoya y Oslo fue «una acción contra los traidores del Estado que acometen la destrucción cultural del grupo nórdico», en tanto certificó la matanza como un acto cometido para «defender a la población étnica noruega».
El extremista escandinavo se considera un cruzado en su lucha particular contra organizaciones que apoyan y respaldan la ideología del multiculturalismo.
De momento, la Justicia noruega tendrá unas 10 semanas de audiencias para determinar -a raíz de polémicos informes psiquiátricos y encontradas opiniones médicas- si el criminal nórdico está cuerdo o demente, si va a una cárcel o directo al manicomio.
En caso de ser considerado penalmente responsable por la masacre, Breivik enfrentaría una condena de 21 años, la máxima que existe en la legislación del país nórdico.