Un menor no se convierte en delincuente de la noche a la mañana: general Palomino

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Para la Policía Nacional resulta claro que el comportamiento criminal de algunos menores de edad, responde a dos factores claves; la persuasión que criminales ejercen sobre ellos y la ausencia de valores que deben ser formados desde la primera infancia.

Este año, la Institución ha aprehendido 23.153 menores por estar comprometidos en diversos delitos.

El análisis de los comportamientos delictivos de estos menores permitió identificar una pirámide comportamental, que se caracteriza por un progresivo escalamiento de las actividades criminales. Justamente, el reto que tiene la sociedad colombiana y específicamente la familia, es avizorar con tiempo algunos comportamientos que pueden migrar a la comisión de delitos.

La génesis del adolescente infractor se ubica en la permisividad de sus padres o tutores en la comisión de los mal llamados “delitos menores”, como daño en bien ajeno (821), receptación (212) y tráfico de moneda falsa (33 aprehendidos).

Una segunda fase corresponde al uso de adolescentes para llevar, guardar y distribuir estupefacientes, circunstancia que se agrava ante la posibilidad latente de generar adicciones en los menores. Este año han sido aprehendidos 8.354 menores por este delito.

Muchos de los menores hacen tránsito hacia el hurto en todas sus modalidades, valiéndose de armas blancas en primera instancia para cometer estos delitos. Este año han sido aprehendidos por hurto a personas (6.319 menores), hurto a residencias (241), hurto a comercio (925) y hurto de automotores (295).

El penúltimo nivel de la escala criminal está representado por los menores que utilizan armas de fuego para cometer delitos como hurto, lesiones personales y homicidios. En 2013, han sido sorprendidos 1.703 adolescentes portando de manera ilegal un arma de fuego.

Finalmente, como triste epílogo de la “pirámide delincuencial” se ubican los adolescentes homicidas, este año se han aprehendido 312 menores comprometidos en asesinatos.

Para la Policía Nacional es fundamental que los padres de familia, las instituciones educativas y la sociedad en general propendan por el fortalecimiento de los valores en los adolescentes. Es necesario suscitar el diálogo constante con los jóvenes para atender sus necesidades y corregir a tiempo comportamientos inadecuados que pueden terminar en tragedias.

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