27 de octubre: la hora de lo local

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En municipios o capitales donde el voto de opinión no cuenta, muy poco puede cambiar. Bogotá, una incógnita en la que el voto útil podría ser la clave

Por Carlos Obregón

A partir del 27 de octubre cambiará el mapa político del país en lo local y lo regional, con nuevas caras en alcaldías y gobernaciones y la recomposición de concejos y asambleas. Será esta, además, la primera elección local sin la presencia de las Farccomo grupo armado, lo cual debería tener algún efecto, pero esto es algo que está por verse por la persistencia de grupos violentos que coparon sus espacios.

El hecho positivo por ahora lo registra la Misión de Observación Electoral que en terreno ha comprobado que, en comparación con 2015, hay menos municipios con señales de riesgo de fraude y violencia: 152 hoy contra 204 de hace cuatro años. Según la MOE, principalmente son municipios de Chocó, Antioquia, Nariño, Cauca y Valle del Cauca, donde las economías ilegales alimentan la violencia de guerrilla, disidencias y bandas de narcos.

La del 28 de octubre será una nueva ocasión para que los análisis insistan en el ocaso de los partidos y esta vez pareciera que habría más razones para validar esa afirmación, que puede ser discutible. La política local ha demostrado que va por caminos diferentes de la nacional, así en sus vicios sean parecidas. Una cosa es ser aliados en la alcaldía de Medellín y otra ser de la alianza de Gobierno en el Congreso.

En esta oportunidad, es difícil decir que un candidato es de un partido. Por pragmatismo, estrategia o conveniencia los partidos han renunciado, cada vez más, a jugársela solos. En el Atlántico el liberal entregó la gobernación a los Char a cambio de apoyos en el Caribe; el Centro Democrático tiene candidatos en algunas capitales, pero no necesariamente son los que apoya el senador Uribe, y en el Valle los verdes van por un lado y su socio Sergio Fajardo va por otro.

Pero además, la opción de candidatos por firmas –ventajosa por lo demás–, ha abierto la puerta para que se hable menos de candidatos partidistas. En últimas, la única forma de medirlos será por el número de concejales o diputados.

En municipios pequeños o capitales diferentes a a quellas donde el voto de opinión cuenta, es muy poco lo que puede cambiar este 27 de octubre. Allí se mantienen los patrones de la política tradicional de la compra de votos, el control a punta de puestos o contratos, el chantaje de las administraciones a las empresas agroindustriales o mineras para que apoyen a sus candidatos y la financiación por parte de contratistas de servicios de seguridad, obras o educación. En los 152 municipios en riesgo pocos de los elegidos serán fruto de una decisión independiente, tanto en alcaldías como en concejos.

Mientras tanto, Bogotá, Cali, Medellín y Bucaramanga, con una intención de voto con tendencia al empate técnico, tendrán una semana definitiva para la elección. En Cali la decisión de la Fiscalía sobre el candidato Ospina podría darle un giro al resultado. Si se cumple el postulado del voto útil, los electores en estas ciudades podrán replantear la decisión tomada previamente e inclinar el resultado por uno de los que está arriba. Pero en política lo único cierto es lo que ya pasó.

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