“Ley Arias”, ¿las nuevas objeciones?

Compartir:

No está claro que haya mayorías suficientes en Congreso, pero además debe lograr algún consenso con cortes, blanco permanente de ataques del uribismo

Por Carlos Obregón

El Congreso retoma sus sesiones ordinarias con un periodo que, hasta ahora, no augura mayores sorpresas legislativas, ni del Ejecutivo ni del Congreso, y que solo tendrá otra dinámica si se recomponen las mayorías en torno del gobierno.

En la legislatura pasada, el balance del gobierno fue pobre. Sacó adelante lo básico, pero no las grandes reformas que por lo general se tramitan en el primer año de gobierno. Unos ministros inexpertos en el manejo del Congreso y un legislativo heterogéneo en su composición en donde el Gobierno no tuvo mayorías claras ante la resistencia del presidente a repartir mermelada a chorros, incidieron en el resultado final.

Para estas nuevas sesiones el gobierno ha anunciado, entre otras, la reforma a la Justicia –una de los grandes fracasos del primer año–; insistirá en la ley que acaba la casa por cárcel para los corruptos –la mayor vergüenza de este nuevo Congreso con complicidad del Gobierno —y la cadena perpetua para los violadores de niños –polémica porque suena más a populismo punitivo que a una solución profunda para este problema.

Pero hay un nuevo proyecto que no estaba en las cuentas y que el presidente Duque ya dijo que apoyará. Se trata de la doble instancia retroactiva para que casos como el del ex ministro Andrés Felipe Arias –condenado a 17 años– puedan tener una revisión de la condena definitiva impuesta por la Corte Suprema. Podría terminar siendo el salvavidas para un ex ministro polémico y arrogante del gobierno Uribe, pero también para otros que terminaron encarcelados como Sabas Pretelt y Diego Palacio. El Centro Democrático propondrá esta iniciativa apoyado en el argumento de la necesidad de reconocer unos derechos que ha pedido la justicia internacional y que Colombia ha desarrollado a medias.

Se trata de una propuesta polémica. Este tipo de proyectos terminan generando resistencias cuando tienen nombre propio –ya la llaman “Ley Arias”- y se vuelven más difíciles en momentos de alta polarización como el que vive el país. No está claro que haya mayorías suficientes en el Congreso, pero además es un proyecto que debe tener algún consenso de las cortes que han sido objeto de ataques por el uribismo ante los fallos sobre la paz y las investigaciones penales al senador Uribe.

En ese sentido la “Ley Arias” puede terminar siendo, en esta legislatura, las objeciones presidenciales a la ley reglamentaria de la JEP que se llevó la mayor parte del tiempo del Congreso este año sin un resultado favorable para el gobierno, pero sí con un gran desgaste político.

Compartir: