¿Cuántos líderes Sociales más?

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El Ojo del Halkón

Por: Rubén Darío Mejía Sánchez

BOGOTA, 13 de enero de 2019 RAM_ Hay temas que no me gusta tocar mucho, porque creo que mis lectores se horrorizan igual que yo, porque estamos cansados de la muerte y del desasosiego que se está viviendo en el país y en donde no pasamos de palabras y palabras para hacer algo concreto.

No sabemos cuántos líderes sociales más deben ser amenazados y asesinados, para que se tomen medidas y erradicar la violencia contra estos grandes ciudadanos sin que se ponga una barrera para evitar que esto siga sucediendo y en donde tiene toda la responsabilidad el Gobierno para proteger sus vidas, en donde no sabemos el número, porque las cifras que se presentan son inciertas y muchas veces en los medios de comunicación no se publican los nombres y muchos casos que se suceden.

Antes de escribir esta columna hoy, escuché la noticia de un nuevo atentado contra otro líder social ahora en Turbaco, y es que están acabando con los líderes sociales en todas las regiones del país y el Gobierno anuncia medidas e investigaciones exhaustivas; pero ya creo que es el momento de parar y tomar medidas fuertes para descubrir a los autores de estos asesinatos que ponen en peligro a hombres y mujeres que solo luchan por el bien de la sociedad y principalmente de los más desfavorecidos.

En un a oportunidad dialogaba con uno de esos líderes sociales que trístemente me comentaba que había pedido ayuda al Gobierno porque temía que lo fueran a matar y el Gobierno no hizo nada, meses después de esta conversación, este líder social fue asesinado.

Con los líderes sociales está sucediendo lo mismo que con los niños, cuantos estos últimos dicen algo, principalmente los padres los califican de mentirosos o que se están inventado las cosas y hemos sido testigos que cuando un líder social habla en público del peligro que corre y le pide al Gobierno o al Jefe del Estado ayuda; es como si se colocara la lápida encima, porque tarde o temprano aparece muerto.

Si miramos las hojas de vida de los líderes sociales asesinados en lo que va corrido del año, nos damos cuenta que son personas sencillas y humildes, que han dedicado sus vidas a luchar por el bien de la comunidad y a exigir que se respeten los derechos de cada persona, sin importar el género, la religión y el estrato social, que por lo general es de estrato cero o uno, en esta sociedad indolente que no le interesa lo que está sucediendo.

Hace unos años se puso de moda un poema de cuyo autor no recuerdo en este momento, pero decía mas o menos “mataron un cura, a mi no me importa porque no soy cura; mataron a un profesor, a mi no me importa porque no soy profesor; mataron un líder social, a mi no me importa porque no soy líder social y ahora atentaron contra mi vida y si me importa porque es mi vida”.

Hablaba con una persona esta semana sobre lo que estaba sucediendo en el país y me dejó pasmado con una respuesta que me dio a uno de mis comentarios y era sobre la violencia en el país, y esta persona fue clara cuando refutó y reafirmó que quienes vivimos en las ciudades, y en especial en las grandes capitales no nos preocupamos por nada, y creemos que la  violencia, la persecución y el destierro no es asunto nuestro; simplemente porque no lo sufrimos, puesto que bien o mal estamos cuidados por los autoridades y nos olvidamos de los campesinos que pierden sus parcelas, sus vidas y sus familias en medio de una pelea que no es de ellos y en donde no se sabe quiénes serán los responsables.

Da pena cuando leemos en la prensa internacional que se le pide al Presidente de la República y a las autoridades respetar los acuerdos de paz y buscar que esa leve tranquilidad que se siente en algunas partes del país se mantengan y porque digo lo anterior, porque hay gente en nuestro país que les interesa mas la guerra y el dolor; para que se cumpla aquello que dice “que en rio revuelto, ganancia de pescadores”, no son pescadores buenos, son pescadores que buscan apoderarse de lo de los más pobres, sin importar desalojarlos de sus lugares de origen con tal de llenar sus arcas.

Pedir que se castigue a los asesinos de los líderes sociales, debe ser el grito de todo ciudadano de bien y que se convierta en un clamor y una exigencia, pero para esto necesitamos una justicia efectiva, en donde se cumplan las leyes y que la “justicia” no siga siendo para los de ruana.

Porque da vergüenza que quienes viven de la corrupción reciban grandes beneficios y que quienes cometieron un delito menor deban de pagar las grandes condenas, como el caso de quienes defraudaron y robaron a Bogotá, ahora reciben casa por cárcel y los beneficios que no deberían existir para esta clase de personas, lo mismo que para los que violan y asesinan niños y maltratan a las mujeres o las personas que no piensan igual que ellos.

La intolerancia en Colombia es grande, y eso quedó al descubierto durante este pasado fin de año en donde la cantidad de riñas entre familiares, amigos y conocidos fueron el plato principal de las festividades, demostrando la deshumanización y la falta de aprender a vivir en convivencia.

Todo lo anterior, viene del mal ejemplo y de la inseguridad que hay para creer en quienes nos gobiernan, los políticos y la justicia; aquí no se cree en nadie y a duras marchas se cree en Dios; porque queremos hacer justicia por nuestra propia mano puesto que el ciudadano de a pie se siente desprotegido y no cree en la justicia.

La gente esta cansada de escuchar a las autoridades diciendo que se adelantan investigaciones exhaustivas, haciendo que esto solo lleve a una gran impunidad que es la que reina en el país en estos momentos.

Esperamos que no se quede en la impunidad esa serie de delitos contra los líderes sociales y que no sigamos matando a la gente buena y que haya alguien que pueda descubrir de que sector vienen estas amenazas y muertes; porque de lo contrario la gran verdad es que estamos perdidos.

No queremos más líderes sociales amenazados y asesinados.

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