La nieve negra

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Por Gustavo Alvarez Gardeazabal

Cuando en el Valle del Cauca los ingenios azucareros no eran los intocables de hoy y mantenían cordial y generosas relaciones con los municipios, en los cuales tienen sentados sus reales, y  se conversaba y se intercalaban entre sus habitantes y sus autoridades, se logró un pacto de caballeros y una instrumentalización legal para conseguir  que los cañaduzales no fueran quemados antes de ser cosechados. Se buscaba con ello que las pavesas de esa caña quemada, que cual nieve negra descendía de los cielos llevadas por los vientos, se pudiera evitar. No solo  genera molestísimos problemas de aseo en las residencias, calles y andenes de las ciudades situadas a lo largo y ancho del valle geográfico del rio Cauca, sino que hasta molestas enfermedades respiratorias se han diagnosticado.

Por alguna razón, los ingenios se alejaron de las comunidades, las normas y los pactos comenzaron a echarse al olvido y la nieve negra ha vuelto al Valle. Inicialmente nos decían que eran quemas accidentales, pero cuando se tiene posibilidad de mirar desde alguna de las montañas que rodean el Valle después de las 4 de la tarde, pueden apreciarse los focos donde se está prendiendo candela programada  a los cañaduzales para regar la nieve negra.

Si la CVC y el Minambiente no le tuvieran tanto miedo a los ingenios azucareros y si en vez de gastarse plata en burocracia tuviesen guarda bosques con avionetas o pantallas conectadas a satélites inmediatos, que les permitieran localizar los ingenios incendiarios y los sancionaran moral, mediática y pecuniariamente, el Valle del Cauca no solo podría restablecer el orden pisoteado por los intocables ,sino que hasta podría volverlos a obligar a que no carguen la caña con tractomulas  que arrastran de a 5 vagones ,de  más de 10 metros de largo cada uno, por sus carreteras .

@eljodario

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Publicada en Diario ADN, agosto 1 2018

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