Colombianos no saben lo que quieren

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Por: Oscar Sevillano

Lo que se viene para el 2018 en términos políticos es imprevisible, no solo por lo confuso del panorama, sino porque Colombia es un país donde a su gente no le gusta lo que tiene, pero tampoco sabe lo que quiere.

Prueba de lo anterior es la disposición  que se muestra para seguir eligiendo en cámara y senado a personajes que pertenecen a familias políticas regionales, que se han dedicado a crear grupos político-económicos, colocando a uno de sus miembros en el congreso para que a  nombre de ellos haga lobby ante el Gobierno Nacional,  para que este otorgue contratos a sus empresas.

Un senador o representante a la cámara no llega a la curul por nombramiento. La ocupa porque determinado número de ciudadanos avalaron su aspiración con su voto, de manera que en el caso de que este llegue a ser condenado por corrupción, los culpables son sus electores y el partido que le respaldó. De modo que resulta bastante cínico que tanto los colombianos del común, como los grupos políticos se rasguen las vestiduras por las malas prácticas en la política, porque al preferirlos se hacen responsables de lo que estos lleguen a ejecutar mientras estén en el cargo.

Otra muestra  de que  los colombianos no saben lo que quieren, es lo que ocurre en Bogotá. No es posible que se busque sacar del cargo  al Alcalde Mayor de la ciudad Enrique Peñalosa, no porque sea mal gerente, sino porque no sabe expresar sus ideas en medio de los discursos que pronuncia.

Lo simpático de este asunto es que quienes comandan la revocatoria es el grupo político de Gustavo Petro, personaje político que mientras estuvo al frente de la Administración Distrital por poco y acaba con la capital,  y al que muy pocos apoyaban y muchos criticaron cuando estuvo en el cargo.

No se entienden cómo es que los bogotanos están dispuestos a seguirle la idea a este personaje y a sus seguidores, que al igual que Uribe se ha dedicado a sembrar cizaña en todo cuanto puede, sin aportar ninguna solución a los problemas que tiene la capital. Lo peor de todo es que aparece dentro de los tres primeros lugares de preferencias electorales para la presidencia de la República. Dios nos libre de que esto se haga realidad, porque ahí se tendríamos el castrochavismo asegurado.

Por otro lado, estoy seguro de que si la mayoría de  los colombianos tuviesen claro el tipo de país que quieren,  le darían el valor que tiene el haber acabado la confrontación militar con las Farc, grupo armado que en número de miembros superó a todas las guerrillas de América Latina. Creo que tanto tiempo de barbarie cometida por ambos lados, terminó por enfermarle la mente a la mayoría de personas en este país, y no les permite ver una solución al conflicto armado diferente a la tumba.

Difiero del también columnista Mauricio Vargas, quien en su espacio de opinión en el diario El Tiempo, se atreve a hacer predicciones para el 2018, cuando lo único seguro para el próximo año, es que nada está seguro, porque  insisto, a los pobladores de este país, les ha quedado grande saber qué es lo que quieren.

 @sevillanojarami

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