Vargas Lleras, presente y futuro

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Por Carlos Obregón

Esta semana termina la era Vargas Lleras en el gobierno Santos. Sus nexos ahora serán los ministros que lo representan en el gabinete y una bancada que cada vez se comporta más como de oposición que de unidad nacional en temas claves como las leyes de implementación de paz o en las propuestas de reforma política.

Con la renuncia del vicepresidente Germán Vargas –el más político del gobierno– la coalición de gobierno queda debilitada, pero sobre todo fracturada porque una cosa era Germán Vargas Lleras como vicepresidente, obligado a defender al gobierno Santos y a pedir que voten leyes en el Congreso así no le gusten, y otra el candidato que va a necesitar tomar distancia de un presidente con bajos niveles de aceptación y golpeado –algunos prefieren decir acorralado—por los escándalos de la financiación de las campañas de 2010 y 2014.

La situación de Vargas en adelante está llena de paradojas. En la contienda del 2018 será el único candidato con más obras para mostrar –las cosechas las recogen los presidentes cuando ya llevan varios años en el cargo–, con inversiones que solo en infraestructura vial bordean los 49 billones de pesos; el que más casas gratis entregó y el que lideró un ambicioso programa de agua potable y saneamiento básico.

Pero al mismo tiempo será el candidato a vencer. El apoyo que recibirá de la clase política que lo ve como el sucesor del presidente Santos será una fortaleza desde el punto de vista de maquinaria, pero a la vez uno de sus puntos débiles, en momentos en que el país se muestra hastiado de los políticos, según lo dicen las encuestas. A diferencia de Santos 2014, no es claro que haya una coalición multipartidista en torno de su nombre porque la U y el liberalismo no lo tienen en sus cuentas, en tanto que la alianza que se está formando con la senadora Claudia López como líder usará lo que representa Vargas Lleras como político. El lastre de su partido Cambio Radical por la entrega de avales a candidatos que fueron elegidos y luego encarcelados será una de las facturas que deberá pagar como candidato. Y si van más atrás, los parapolíticos que fueron elegidos por ese partido.

La salida de Vargas Lleras de la Vicepresidencia se da en un momento complejo para el país y difícil para el Gobierno. Hasta ahora el escándalo de Odebrecht salpica a la campaña Santos, pero no a quien fuera su vicepresidente ni a personas de su círculo próximo. El desgaste lo pone Santos mientras que Vargas parece quedar al margen de los señalamientos, aunque paradójicamente los hechos de corrupción se hayan dado en el sector que él lideró, pero en el que, ha dicho, Odebrechet no logró beneficios en materia de licitaciones.

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