Sobre monotributos y multiclavadas

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El Gobierno se excede en gastos, y muchos políticos roban mientras exprimen a los colombianos.

POR JUAN LOZANO

Con la olla raspada, déficits galopantes, la inflación y los intereses volando aún, las finanzas públicas comprometidas, la credibilidad macroeconómica lesionada tras el fracaso reiterado de sus proyecciones, arrastrando sobregiros inconfesables con los congresistas que ellos propagan a los cuatro vientos, y las calificadoras de riesgo impacientes frente a las promesas incumplidas, el Ministerio de Hacienda radicará una explosiva reforma tributaria.

Cargando con las culpas derivadas de los efectos adversos de sus dos últimas reformas, y más allá de toda la consabida palabrería oficial, este proyecto gira esencialmente en torno de clavarles a los colombianos un incremento sustancial del IVA, no solo subiendo la tarifa de 16 a 19 por ciento –eso dicen–, sino además incluyendo nuevos productos gravados. Aparte de los severos e indeseables efectos inflacionarios, se configuraría lo que Natalia Moreno ha bautizado como la “lógica inicua” del Gobierno para describir su inspiración fiscalista regresiva ante el IVA y las modestas rentas de trabajo.

Se supone que la política tributaria es una herramienta para construir equidad en la sociedad. Pues no. Mediante estudios cruzados del índice de desarrollo humano del Pnud y del coeficiente de Gini por países, Aurelio Suárez, miembro de la Academia de Ciencias Económicas, sostiene que la grave desigualdad que existe en Colombia es menor antes de impuestos que después de impuestos; valga decir, la inequidad aumenta por la estructura tributaria y esta reforma en particular, que será tramitada a la carrera y a punta de pupitrazos, tras tanto aplazamiento de la presentación, motivado por una sucesión de cálculos politiqueros.

Con razón trinó el exministro (de este gobierno) Juan Camilo Restrepo: “No se pudo escoger un momento político más desacertado que este para desembarcar con una reforma tributaria”. Y agregó en un aparte de otro trino… “se le dio largas torpemente, y ahora vemos las consecuencias”.

Sorprende que a estas alturas parece que ni siquiera dentro del propio Gobierno la reforma genere acuerdos. O qué estará pensando, por ejemplo, el ministro Luna, a quien le golpean sus programas de masificación de internet aumentando el IVA y gravando los datos con un nuevo impuesto al consumo que termina representando un 26 por ciento sobre el valor del servicio. Resultan oportunas las advertencias desde Asocel de Nancy Patricia Gutiérrez, quien además se refiere al efecto adverso sobre la productividad y el crecimiento económico que generaría este golpe a la penetración de internet y a la democratización del conocimiento.

Otro ejemplo escalofriante es el tal monotributo, cuya principal genialidad se resume en el empeño de una multiclavada a los tenderos, panaderos, peluqueros, misceláneas y similares que se les llevará un mes entero al año de sus ingresos. Como si no fuera suficiente atropello, se plantea que lo paguen sobre ventas y no sobre utilidades, ignorando los microscópicos márgenes de estas actividades. “Si no tienen para pensión, menos tendrán para monotributo”, dijo Juan Parra, de Fenaltiendas.

La ecuación la formuló el presidente de Fenalco, Guillermo Botero, en un compendio de la delirante voracidad fiscalista del Gobierno: alza del IVA + monotributo + impuesto a bebidas azucaradas + alzas en impuestos a licores = quiebra de los tenderos.

Y mientras tanto el Gobierno, gaste y gaste; la corrupción, desbordada; las partidas de ‘mermelada’ en los presupuestos, casi intocables, con las mismas marrullas de siempre; y las medidas serias de austeridad, brillando por su ausencia. Ya veremos cuando radiquen con qué nos salen. Pero la cosa, salvo por unas medidas antievasión que son necesarias, pinta mal. Muy mal. El Gobierno se excede en gastos, y muchos políticos siguen robando mientras exprimen a los colombianos que trabajan honradamente para salir adelante.

 

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