Colombia necesita una tregua digital

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No estoy hablando de censura o autocensura. Se trata construir una cultura de diálogo en la que escuchar sea más importante que hablar. Convencer mejor que imponer. Unir en lugar de dividir.

Por: Ricardo Galán

Bogotá, 11 de octubre_ RAM_ Esta semana me llegó vía WhatsApp un video casero en el cual se ve a una mamá regañando a su hijo por haber votado a favor del SI en el plebiscito.

Al principio, la señora le reclama por haber apoyado la falta de justicia en el Acuerdo de La Habana. “El que procede mal debe ser castigado” dice. Ella tampoco está de acuerdo con las den curules en el Congreso porque es “entregarle el país a la guerrilla”. Poco a poco de los argumentos la señora pasa a los insultos.

Confieso que la primera vez que lo vi el video me hizo reír a carcajadas. Pero horas más tarde, tras escuchar de familias divididas, de amigos de toda la vida, compañeros de trabajo y estudio enfrentados cada vez con más agresividad caí en cuenta de lo trágico y paradójico que resulta para Colombia querer construir paz a punta de madrazos.

Alguien recordaba en estos días que la violencia que hoy pretendemos erradicar empezó con la división producto de otro plebiscito. ¿A cuánto estamos de pasar de los gritos y los insultos a los puños y de los puños a las balas? Si aceptamos que las redes sociales son el reflejo de una sociedad, no muy lejos.

Con el mal ejemplo de una senadora que está convencida de que la paz se construye a punta de gritos y amenazas y de un gerente que presume de un triunfo basado en el miedo, muchos usuarios han convertido a las redes sociales en el principal campo de batalla de una guerra cada vez más sucia. Algunos por su cuenta y riesgo. Otros pagados por partidos y campañas.

¿Qué hacer? Propongo declarar una tregua digital. Regresar a la discusión seria, argumentada y serena. Orientada a explicar los verdaderos alcances y efectos del acuerdo entre el Gobierno y las Farc. Sobre lo que aceptamos y no aceptamos. Sobre lo que las parten deben corregir ahora que aceptaron que los acuerdos si se pueden revisar.

No estoy hablando de censura o autocensura. Se trata construir una cultura de diálogo en la que escuchar sea más importante que hablar. Convencer mejor que imponer. Unir en lugar de dividir.

Construir una “paz estable y duradera” empieza por decretar una tregua en nuestros espíritus. Una tregua que se contagie en nuestras familias y trabajos. El colegio y la universidad. Y las redes sociales a las que tanto acudimos en estos tiempos pueden ser una herramienta fundamental para lograrla.

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