La indiferencia mata

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El Ojo del Halkón

Por Rubén Darío Mejía Sánchez

BOGOTA, 05 de octubre_ RAM_ Son las 7 y 45 de la noche y después de más de seis horas de esperar con gran expectativa los resultados de la reunión entre el presidente Santos y el jefe de la oposición y hombre fuerte del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, podemos decir que todo está en ceros y que el Proceso de Paz está en el limbo, porque a pesar de la buena voluntad del Presidente y de los representantes del NO que tratan de explicar de una u otra manera que no son enemigos de la paz, pero que la paz hay que hacerla con los cambios que ellos digan, no se dijo nada, porque no hay novedades. El ex presidente Uribe presentó con sus acompañantes las peticiones de reforma a un proceso de paz u acuerdo que ellos no aceptan.

Se dice que el día jueves 6 de octubre se inician las reuniones de las comisiones de los representantes del no con el Gobierno, pero hay que tener en cuenta otra cosa que es cuál será la respuesta de las FARC a las peticiones que se le presentaron al presidente Santos.

Me pareció muy curioso como con autoridad que no tiene el ex procurador Ordoñez dijo que el acuerdo con las FARC no era válido y había que hacer otro, Pastrana sigue pensando en las zonas de despeje, y piensa también que las reformas son de alto calibre, pero está y no de acuerdo que el responsable de todo lo que se haga es el Presidente de la República.

Uribe fue la vedette del día, se supo ganar el show, dijo que había visitado amigos y personas a las que quería mucho y fue un gran moderador de la conversación con el presidente Santos, asunto que hizo desde la mañana al terminar la reunión con su séquito, pues no dijo más de dos palabras y comenzó a dar la palabra a Carlos Holmes Trujillo, a Martha Lucia Ramírez y a Cesar Castellanos, el pastor, entre otros.

Su amabilidad dejó de una pieza a los reporteros que en número mayor a cien esperaban conocer declaraciones del político acerca de la reunión que tendría con el Jefe del Estado, pero éste hábilmente no dejó que le sabotearan su momento cumbre diciéndoles que más tarde escribiría unas palabritas para leerlas y darlas a conocer y digo, no se dejó sabotear, porque todos los reporteros, en su mayoría hablaron en coro y casi no dejaron hablar al ex presidente Pastrana; quien les recordó que él también era periodista y que para que le entendiera el interlocutor era necesario hablar de uno en uno, en eso estuvo muy bien el colega Pastrana y muy regular en sus nostalgias, parece que algunos no son capaces de aceptar que ayer estuvieron sentados en la silla presidencial y que hoy solo son los honorables ex presidentes.

Me parece muy curioso que después de lo sucedido el domingo anterior, muchos colombianos hayan salido decir ante los medios de comunicación, que tenían miedo del regreso de la guerra; pues se tenía entendido que en caso de ganar el NO la guerrilla de las FARC volvería a sus andanzas y lo curioso fue que muchos de esos que se quejaban y que pedían al Gobierno que hicieran algo por la paz, forman parte de ese 62% de colombianos que no les importó nada el futuro del país y se quedaron en sus casas sin cumplir con el sagrado deber del voto.

Muchos piden y exigen, pero no dan nada, hoy no estoy hablando si me interesa el SI o el NO, si la derrota del SI o si el triunfo aunque con poca diferencia del NO, lo que me duele como colombiano es que no nos importe nada de lo que ocurre a nuestro alrededor y recuerdo las palabras del doctor Darío Echandía, que por circunstancias que estaban sucediendo en su momento se atrevió a decir que “este es un país de cafres”.

Qué bueno que el triunfo del NO hubiera sido rotundo y que bueno que tuviéramos conciencia y nos interesara lo que sucede a nuestros semejantes, algunas personas se atrevieron a decir en los micrófonos de la radio y la televisión que eso de la paz no era cuento para ellos porque en nada les afectaba y que eso solo sucedía, hablando de la violencia, en las regiones apartadas del país. Como están equivocadas estas personas, los habitantes de las regiones más apartadas del país son los hombres y mujeres que nos dan de comer a quienes vivimos en las grandes ciudades, son nuestros hermanos y recuerdo no del todo, un poema que escribieron sobre la violencia y decía mas o menos: Mataron a un cura; eso a mí que me importa, yo no soy cura. Mataron un estudiante; yo no soy un estudiante.

Mataron un campesino; yo no soy campesino. Y ahora me mataron a mí, ahora si me importa pero ya es tarde.

Ese es el egoísmo que nos carcome, le pedimos al Gobierno que nos de todo, porque nos hemos vuelto facilistas y somos como los muchachos, llenos de pereza y sin futuro, además maleducados que queremos que el Estado nos de todo, porque con nosotros tienen obligaciones y nunca recordamos nuestros deberes como buen ciudadano.

Nos contentamos con tener lo mínimo y no con sacar al país adelante; por eso es que la corrupción nos corroe y día tras día se ve que muchos políticos, si no son corruptos, no van a trabajar con honestidad a los puestos que han logrado por voto popular.

A donde vamos que mientras que un congresista del Polo Democrático salió un momento de la plenaria del Senado cuando se votaba un proyecto, otra persona votó por él y contrariamente a lo que iba a votar el político, por lo que fue necesario que el Presidente de la célula legislativa ordenara repetir la votación; eso me parece el descaro y la vulgaridad de alguien que dice llamarse Padre de la Patria.

Muchos “ciudadanos” están detrás de los auxilios que da el Estado y como Colombia es un país en donde el voto no es obligatorio, ellos se hacen los de la vista gorda cuando son convocados a tomar decisiones de tanta importancia para el país como es elegir a sus mandatarios o decidir si una decisión del presidente de la República es acertada o no para el bien de todos. Cómo van a reclamar, cómo van a exigir si a ellos no les importa nada de lo que hay alrededor, no les importa el buen nombre del país y se olvida que el progreso de ellos es el progreso de la comunidad y que para poder exigir deben de cumplir con sus deberes.

El abstencionismo en Colombia se ha vuelto tan grande que uno se queda aterrado, que después de que esos que saben respetar y valoran el voto popular hayan cumplido con lo que la ley manda, salgan a protestar o a exigirle al mandatario o congresista de turno.

Eso de que todo el mundo quiere la paz es igual que lo que pasa con los cristianos o con todos los hombres, todos decimos creer en Dios; pero no todos le creemos a Dios, todos queremos la paz y no todos hacemos algo por alcanzar la paz, los odios, los egoísmos, el deseo de pasar por encima de los demás, deshonrar a los demás y terminar con sus vidas de manera física o moral, es lo que nos interesa y luego nos estamos quejando como plañideras baratas.

Qué bueno sería que los nuevos diálogos y acercamientos entre Santos y Uribe después de 6 años y del Centro Democrático con el Gobierno, dieran los resultados, se corrigiera lo que se cree de verdad que está mal en los Acuerdos de La Habana y que las FARC estén dispuestas a hacer los ajustes y que no le pongamos más trabas, para que podamos celebrar que esa guerra fratricida que ha dejado tanto muerto, tanto secuestro y tanta soledad se aleje de un país, que lo que se merece con esos que si les importa el país alcance lo que se merece, porque si así, en medio de la guerra, hemos figurado a nivel mundial como un pueblo trabajador, con la paz esto sería otro cantar.

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