La duplicidad turca

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Por: María Isabel Basteiro M.
Corresponsal en Europa.

El presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan ha logrado tener a los turcos de su parte o a parte de los turcos de su lado… Ayer hizo un llamado al pueblo para apoyarle y sofocó el inminente golpe de Estado, que se saldo con 265 falllecidos, más de 1.000 heridos y 754 militares detenidos.

La realidad es que los turcos no salieron en masa. Los disturbios del año 2013 demostraron que el apoyo no es pleno y lo de ayer demuestra que aún existe alguna animadversión.

Se le acusa de dilapidar el presupuesto que dejó se antecesor, Abdullah Gul, de su orientalización y de muchas actuaciones políticas.

QUE HAY EN TURQUÍA

Este país de 79 millones de habitantes aproximadamente, está pasando de un laicismo claro a un islamismo cada vez más creciente. Es miembro de la OTAN y quiere Ingresar en la Unión Europea (UE). De hecho, ostenta el estatus de «recomendado» de la UE para ingresar.

Su política de puertas abiertas a los refigiados sirios es un «golpe maestro», del gobierno turco. Por una parte es una forma de congraciarse con sus vecinos islamistas y por otro, le hace un guiño a Europa, enviando el mensaje de que «está de su parte».

Es un equilibrio bastante difícil de sostener pero especialmente inteligente y estratégico.

LA REALIDAD

El golpe de Estado tiene origen real en la corrupción de Erdogan quien, apenas llegó al poder, en el 2014, hizo una purga en la cúpula militar (abiertamente dividida en la actualidad) y en diversos estamentos que denunciaron tal corrupción. No olvidemos que sus «antecedentes» vienen desde 1998 cuando se le prohibió ejercer cargos públicos y fue encarcelado diez meses por leer un manifiesto acerca de la intolerancia religiosa.

Para contentar a Europa ha hecho importantes cambios constitucionales como la reforma religiosa y la de las fuerzas armadas; y penales como la abolición de la pena de muerte y el castigo por adulterio.

Por otro lado, sostiene evidentes acercamientos a ciertas facciones kurdas, en una disimulada orientalización del país. Hay que tener es cuenta que Recep Tuyyip Erdogan profesa la religión suní, rama del Islam, cuyo libro sagrado es el Corán.

Con los Estados Unidos también mantiene la posición diplomática del «sí» pero «no». Fue contrario a la participación de Turquía en la invasión a Irak; pero permitió el uso de su espacio aéreo para el paso de las aeronaves mitares estadounidenses.

Es evidente que sus cargos anteriores como Primer Ministro de Turquía y Alcalde de Estambul, le dejaron muchas enseñanzas.

Aunque sigue siendo incomprensible su ataque al Partido Sindicalista del Kurdistan o PPK, sus «supuestos» aliados, y su censura a ciertos medios mientras usa el FaceTime (aplicación de telefonía móvil para comunicación por IPhone y IPad, entre otros) para hacer un llamamiento público a apoyarle.

Su uso de las redes es su mejor aliado y parte de su imagen.

El qüid del asunto está en que todos quieren tener a Recep Tiyyip Erdogan cerca para mantenelo controlado. Europa no tiene una fácil tarea.

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