Julio César Acosta que quiere repetir y Henry Castro que se quemó en el 2011, apoyan a Peñalosa
Por Ariel Avila
La semana pasada escribí la columna sobre el partido Cambio Radical y mencioné los diferentes avales cuestionados que había entregado en las regiones del país, igualmente mencionaba el apoyo de este partido a Enrique Peñalosa, porque el partido del vicepresidente Vargas Lleras es quizá, el pilar fundamental de la campaña de Peñalosa. En política las responsabilidades políticas son colectivas y no únicamente individuales.
En el 2001 fueron asesinados los entonces representantes a la Cámara Octavio Sarmiento y Alfredo Colmenares Chía. Los Mellizos más tarde reconocerían que esto fue producto de una orden de Vicente Castaño, quien a su vez había pactado esto con una serie de políticos de la región de los Llanos Orientales. No se debe olvidar que Sarmiento había sido militante de la UP. Este primer hecho le quitaría a Julio Acosta Bernal la presión política en el departamento, de ahí en adelante su carrera empezaría un importante ascenso.
El 28 de junio de 2002 había sido asesinado el periodista de Meridiano 70 Efraín Varela, que se caracterizaba por ser bastante crítico y tenía una alta audiencia. Andrés Darío Cervantes, alias Chichi, confesó ser el autor material y dijo que obedeció las órdenes de alias Tolima, el exescolta de Acosta Bernal. Aunque el Mellizo aceptó la culpa, manifestó que él no dio la orden, sino que vino directamente de alias Tolima. El otro hecho fue el asesinato el 10 de julio de 2003 de Juan Alejandro Plazas Lemónaco, que para ese momento se desempeñaba como registrador de Arauca. Este era otro de los obstáculos que tenía Acosta Bernal de una ascendente carrera política.
Su hijo, Julio Cesar Acosta, nunca había tenido una trayectoria política en Bogotá, sin embargo luego de alianzas con caciques bogotanos resultó elegido como concejal, apoyado y financiado por su padre. Hoy nuevamente aspira al Concejo de la ciudad.
Otro de los casos es el de Henry Castro, quien había sido ya concejal y en 2011 no logró obtener la curul, este fracaso fue producto de una serie de escándalos que se destaparon en la gerencia de Corabastos. Castro había sido miembro de la junta directiva de Corabastos y manejó a su antojo diferentes administraciones de la central de alimentos de la capital. El anterior gerente de Corabastos era José Gonzalo Romero, quien realizó allí una serie de contratos y malos manejos. Tal vez el más nombrado fue el contrato de concesión vial 070 de 2005, suscrito con la empresa Covial por un valor de 342.000 millones de pesos es decir, casi el doble de los activos de Corabastos, y este era para pavimentar algunos kilómetros internos de la central de alimentos. Otro de los contratos fue el suscrito con la empresa de vigilancia Andina Ltda., también muy cuestionado.
Castro manejó durante varios periodos la central de abastos de la ciudad y quería llevarla a la quiebra para utilizar esos terrenos para la construcción de apartamentos. La quiebra de Corabastos significaría una tragedia económica para los estratos uno, dos y tres, ya que los precios de los alimentos podrían aumentar cerca de 12 %. Hoy Castro nuevamente aspira al Concejo de la ciudad por Cambio Radical y a pesar de todos los escándalos Cambio Radical lo avaló de nuevo.
TOMADO DE LAS DOS ORILLAS