Los congresistas y su sueldo

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En Colombia no es extraño que cada vez que se hable de recursos que tienen que ver con el manejo de la rama legislativa, se genere una fuerte polémica por cuenta de la mala fama que carga el Congreso de la República en nuestro país.

Por: Oscar Sevillano

Al fin de cuentas se han vuelto tan comunes las malas prácticas en las actuaciones de muchos de sus miembros, que cualquier tema que salga a la luz pública por pequeño que sea, termina por volverse bastante sospechoso.

Por lo anterior no me sorprende que se haya levantado una fuerte polémica por cuenta del Decreto 1739 que autoriza el aumento en un 4,66 % al salario que mensualmente devengan los congresistas. Lo que si me sorprende es la manera tan simplista en cómo se ha abordado el tema.

Puede ser que el momento coincida con el debate que se está dando en el legislativo con el que se busca aprobar el Presupuesto General de la Nación para el año 2016, en donde se pide reducir el gasto público.

Puede ser, como lo dice la Senadora Claudia López, que no es coherente que mientras se quiere ajustar el gasto público a unos niveles prudentes por la caída de los precios del petróleo, se aumenten los montos para los sueldos de una cantidad de señores que solo se les ve acudir a las plenarias de senado y cámara para registrarse y luego irse sin la esperanza de que regresen a discutir los temas para que los que fueron citados.

Lo que no puede ser, es que en primer lugar no se diga que el verdadero responsable de que el aumento salarial llegara en el momento menos oportuno, es el Contralor General. Curioso resulta que no se haya dicho que este es un aumento que se hace cada seis años bajo la figura de “Pérdida de Valor Adquisitivo al Sueldo de la función pública”, valor que debe calcular el ministerio de Hacienda con previa autorización y supervisión de la Contraloría General de la Nación, quien no lo hizo en el momento en que tenía que hacerlo, es decir, en el mes de enero, cuando por ley se debe incrementar un porcentaje a los salarios.

Esta demora en el trámite de parte del ente de control, obliga al gobierno nacional a pagar un retroactivo por el tiempo en que no se pagó este reajuste. Qué raro que este pequeño detalle esté pasando de agache.

Tampoco puede ser, que con tal de ganar pantalla personajes como Álvaro Uribe e Iván Cepeda salgan ante los micrófonos y cámaras de televisión a rasgarse las vestiduras porque al parecer la decisión tomada les parece indigna.

En primer lugar, si tan indigno le parece este Decreto al senador Cepeda, ¿Por qué entonces no renuncia a su cargo como Senador de la República?, o es que acaso el senador Cepeda aspiró al cargo desconociendo los beneficios que iba a recibir al ser elegido parlamentario. Hasta donde entendido él llegó al legislativo en el 2010, y desde ese momento se hizo a un salario bastante alto con una carga prestacional que cualquier colombiano del común desearía. No estoy diciendo que no se lo merezca, porque para nadie es un secreto que es de los pocos parlamentarios que trabajan, sin embargo, ¿Por qué no protestó en agosto de 2010 cuando recibió su primer sueldo?.

Recuerdo también que en el 2013, cuando se presentó una polémica similar, el ministro del Interior lo invitó a debatir los sueldos de la función pública, porque en la escala salarial de esta, luego del Presidente de la República, quienes le siguen en sueldo son los congresistas, si este se les llegase a reducir, se correría el riesgo de que al resto de funcionarios públicos, les suceda lo mismo, ¿Por qué entonces el senador Cepeda no hizo el debate?

Como era de esperarse en este circo no podía faltar la figura de Álvaro Uribe, quien propone una reforma a la Constitución para que el aumento del salario de los congresistas no supere el aumento del salario mínimo mensual legal vigente, con el objetivo de “desescalar el gasto público burocrático y político”. Que extraño que esta brillante idea no se le ocurrió mientras hacía trámite en el congreso la reforma que le permitía reelegirse como Presidente de la República, y si en cambio se le ocurrió autorizar el aumento salarial a los congresistas con Oscar Iván Zuluaga como ministro de Hacienda.

Estoy de acuerdo con quienes opinan que el momento no es el adecuado para aumentar unos salarios bastante altos de por si, como lo ha expresado la senadora Claudia López, entre otras porque hay muchos personajes en el Congreso de la República que no han hecho el mérito para ganarse un salario semejante, pero con lo que si no puedo estar de acuerdos es con declaraciones hipócritas y populistas como las de Álvaro Uribe e Iván Cepeda por ejemplo, quienes se muestran sorprendidos por lo que ganan, sin renunciar al cargo por el que ganan ese sueldo.

@sevillanojarami

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