34 años de cárcel para seis militares por falso positivo

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BOGOTA, 30 de Junio_ RAM_ Como responsables de la muerte de Wilfrido Chantrix Quiroz en hechos ocurridos el 21 de octubre de 2003, el Juzgado Tercero Penal del Circuito de Valledupar (Cesar) condenó a seis militares, a la pena de 34 años de prisión, multa de 2300 salarios mínimos legales mensuales vigentes e inhabilidad de derechos y funciones públicas por 15 años.

La investigación de un fiscal de la Dirección Nacional Especializada de Derechos Humanos y DIH permitió establecer la culpabilidad de los procesados, en calidad de coautores, de los delitos de homicidio en persona protegida y fabricación, tráfico o porte de armas de fuego de defensa personas y de uso privativo de las Fuerzas Militares.

Se trata de José de Jesús Rueda Quintero, sargento viceprimero del Ejército, actual jefe de Derechos Humanos del Batallón Nueva Granada con sede en Barrancabermeja (Santander), y Alexander Escalante Cabarcas, sargento segundo adscrito al Batallón Tarquí de Sogamoso (Boyacá).

El fallo también afecta a los soldados profesionales Daimer Centeno Cárdenas, Wilman Enrique Tejada Ferrer, José Rafael Campo Maza y Jorge Dorado Triviño. El primero presta sus servicios en la Primera División del Ejército y los restantes en el Batallón La Popa.

La Fiscalía 65 Especializada a cargo del proceso demostró con medios de prueba, que integrantes de la contraguerrilla 1 del Batallón de Artillería No. 2 La Popa, conformada por el entonces cabo Escalante Cabarcas y los soldados profesionales citados, bajo el mando Rueda Quintero, quien para la época se desempeñaba como sargento segundo; dieron muerte a una persona sin identificar, reportando el deceso como resultado de un supuesto combate contra miembros de las guerrillas de las FARC y el ELN, en el corregimiento Llerasca del municipio de Agustín Codazzi (Cesar).

Según informaron en su momento los uniformados, junto al occiso hallaron un arsenal que tenía una escopeta hechiza calibre 20, 12 cartuchos para la misma, una granada de mano y un proveedor para fusil Fall con 20 cartuchos de fabricación venezolana.

Sin embargo, luego de labores investigativas como entrevistas, se determinó que la víctima quien fue reconocida por su hermano así como por otros familiares y amigos, era un humilde reciclador en Codazzi que padecía problemas mentales, que la noche del insuceso se encontraba en su residencia, no tenía vínculos con grupos subversivos y jamás portó armas de fuego.

Por otra parte, el dictamen de la necropsia y el informe de balística no eran concordantes con lo manifestado por los militares sobre el supuesto combate, por la ubicación de los tiradores y la posición del cuerpo de Chantrix Quiroz.

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