Por María Isabel Basteiro M.
Corresponsal en Europa
El diario español “El Mundo”, el segundo en circulación, publica en su sección de opinión, bajo el título “Un proceso Complejo”, una página completa escrita por el expresidente Álvaro Uribe Vélez quien, a su vez, escribe bajo el título “El error de negociar con las FARC”.
En su escrito, detalla exhaustivamente porqué el diálogo con la guerrilla colombiana más antigua de América Latina, ha sido y es es un error.
La columnas empieza de forma contundente: “Preocupa que la paz se considere irreversible porque el Estado se ha puesto de igual a igual con el terrorismo, los generales son equiparados políticamente con sus asesinos y la tesis dominante de los acuerdos es la visión totalitaria, bien disimulada del castrochavismo…”.
Independientemente de que sea más o menos criticado, Álvaro Uribe ha sido el más duro y fiel perseguidor de la guerrilla. Y ante esta nueva traición al espíritu pacificador del pueblo colombiano que se siente traicionado una vez más, es lógico que enarbole su bandera de discrepancia.
El artículo que –debemos reconocer- no denota acritud si es contundente. El expresidente deja muy claro su desacuerdo con el Centro Democrático en aspectos muy concretos:
-El gobierno no exige cese unilateral de actividades criminales.
-Es notorio el incremento de la inseguridad, con registro de ocultamiento de acciones violentas.
-Las Fuerzas Armadas denotan desmotivación.
-Se ofrece impunidad y elegibilidad a los responsables de atrocidades.
-Tiene objeciones a los acuerdos publicados. La agenda nacional no se debe discutir con el terrorismo.
Su columna, una página completa, incluye cifras elocuentes: 67% de la guerrilla está constituida por menores de edad, reclutados “vía secuestro” y menciona los 14.674 secuestros cometidos por las FARC entre 1998 y 2003. Sumemos a esos los ocurridos desde entonces hasta ahora… y los cometidos ayer, causa de que Colombia aparezca otra vez en el mapa mundial de las noticias acerca del terrorismo.
Uribe opina en su escrito que “Es fundamental parar la violencia con un cese unilateral y verificable de actor criminales por parte de las FARC. Hablar de cese bilateral sería otro grave sacrificio de la institucionalidad y un nuevo paso para reducir a los militares y policías a la cárcel y ubicar al terrorismo en el poder…”.
De su extenso escrito se deducen dos aspectos con los que, muy seguramente, muchos colombianos están de acuerdo: el error de creer en terroristas y criminales y el poco o nulo papel de las Fuerzas Armadas reducidos a la impotencia.
Llegado este punto, las FARC parecen dejar claro, que mientras no se haga lo que ellos dicen seguirán en su misma tónica: comerciar con la vida humana con los “principios doctrinarios –como los llama Uribe, olvidados hace tiempo. Mientras tanto el actual presidente, Juan Manuel Santos aparece un día tras otro en los medios de comunicación exigiendo lo imposible a los criminales de las FARC.
Cabe preguntarse: ¿Hay alguna diferencia de las FARC con los yihadistas? Muchas quizás para un mismo resultado: terrorismo y crimen.