EE.UU. abre la puerta al despliegue de soldados en ofensiva antiyihadista

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El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Martin Dempsey, no descartó que soldados estadounidenses tengan que ponerse en la vanguardia del combate contra el Estado Islámico (EI), un movimiento que podría enfrascar a Estados Unidos y sus aliados en un conflicto complejo e incierto.

Dempsey dijo en una audiencia en el Senado que no descarta la posibilidad de recomendar al presidente estadounidense, Barack Obama, el despliegue de tropas en situaciones como un posible intento de retomar Mosul, conquistado por los yihadistas en junio.

«Si las circunstancias cambian recomendaría que (las tropas) asesoren cerca del combate y acompañen (a las tropas iraquíes o kurdas) en este tipo de misión (…) aunque ahora mismo no lo considero necesario», explicó Dempsey ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado.

El secretario de Defensa, Chuck Hagel, quien también testificó en una audiencia interrumpida varias veces por los pacifistas de Pink Code, dijo que «este va a ser un esfuerzo a largo plazo», con Estados Unidos involucrado principalmente desde el aire y trabajando con aliados para que lleven la iniciativa bélica sobre el terreno.

Hagel aseguró que el Estado Islámico es una amenaza para la estabilidad de toda la región de Oriente Medio, desde el Líbano hasta Arabia Saudí.

Precisamente este lunes, Estados Unidos comenzó una nueva fase de su misión para «degradar y destruir» al EI con ataques aéreos sobre posiciones del EI cerca de Bagdad, ampliando por vez primera el tipo de misiones aéreas iniciadas a comienzos de agosto.

Con más de 1.600 militares estadounidenses desplazándose a suelo iraquí para operar como asesores militares, personal de inteligencia, operadores de drones y seguridad diplomática, Estados Unidos ha aumentado su presencia en el país árabe a un nivel inédito desde el fin de la guerra de Irak (2003-2011).

Estados Unidos ha realizado hasta la fecha 162 ataques aéreos, aplicando lo último en inteligencia militar para marcar objetivos del EI y coordinarse con las tropas iraquíes y los «peshmerga» kurdos, para que retomen el territorio ocupado por los yihadistas suníes, que se extienden desde Siria al norte de Irak.

Pese a que Obama ha reiterado que la «guerra» contra el EI no va a implicar el despliegue de tropas de combate, Dempsey reconoció que en casos específicos podría ser necesario que fuerzas especiales estadounidenses u otros aliados de la coalición contra el EI avancen con las tropas iraquíes y se encarguen de marcar objetivos y coordinar operaciones militares complejas.

La estrategia militar del Pentágono es «acosar al EI desde múltiples direcciones» con la ayuda del Ejército iraquí y los «peshmerga» kurdos, para que se retiren a Siria, donde la oposición moderada a Bachar Al Asad entrenada por Washington acabaría con los bastiones yihadistas.

La última parte del plan contra el EI, el reclutamiento y entrenamiento de 5.000 soldados de la oposición moderada a Al Asad para que retomen posiciones yihadistas con ayuda de otros países vecinos como Jordania, Turquía o Arabia Saudí, fue la que más dudas levantó entre los senadores.

El senador republicano y excandidato presidencial John McCain fue el más crítico con ese plan de entrenamiento, para el que la Casa Blanca pide al Congreso una partida de 500 millones de dólares, y aseguró que es «pura falacia».

McCain criticó que Obama descartara en 2012 armar a la oposición moderada al presidente sirio, Bachar al Asad, al comienzo de la guerra civil, cuando esas milicias eran aún capaces de tomar la iniciativa en un conflicto que se ha inclinado del lado de Damasco y de los extremistas, también opositores del régimen.

Dempsey aseguró que las milicias armadas por Estados Unidos tendrán como prioridad luchar contra los también opositores del EI antes que contra el régimen de Asad, algo que varios senadores pusieron en duda.

El Pentágono asegura que no serán necesarios estadounidenses sobre el terreno en Siria y los nuevos miembros de la oposición moderada del Ejército Libre Sirio deberán ser responsables de defenderse y conseguir avances en una guerra civil caótica.

El Pentágono espera poder tener una primera fuerza opositora operativa, reclutada en general entre la población siria desplaza, en aproximadamente un año, una vez el Congreso provea el dinero y la autorización necesaria.

EFE

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