Ley del ‘Montes’: Senado, juego de poder por secretarías y comisiones constitucionales

Compartir:

POR:
ÓSCAR MONTES

Denuncian que en la Cámara Alta excongresistas investigados, procesados y condenados por parapolítica siguen mandando.
Aunque la atención de los medios de comunicación recae en la actuación de las vedettes del Congreso de la República, como son los casos del expresidente Álvaro Uribe y de los exministros Horacio Serpa y Antonio Navarro, lo cierto es que se está realizando una serie de movidas políticas que serán determinantes para la buena marcha del Legislativo durante el segundo mandato de Juan Manuel Santos. Una de ellas tiene que ver con la conformación de las distintas comisiones del Senado, así como la designación de los secretarios y secretarias de las mismas, que, aunque no es un asunto muy mediático, es algo determinante a la hora de definir la suerte de muchas iniciativas, así como de los debates de control político de los congresistas.

En lo que tiene que ver con la designación de los secretarios y secretarias de las comisiones constitucionales del Senado de la República, la semana pasada el presidente Juan Manuel Santos recibió una carta que le fue enviada por un grupo de personas que se definen como “amigos sinceros del partido de la Unidad Nacional y amigos de la Paz”, en la que denuncian una serie de irregularidades que –según ellos– se vienen presentando en las distintas secretarías que hacen parte de la Cámara Alta.

Aunque los parlamentarios son las figuras de las comisiones y son los asediados por los medios de comunicación, quienes conocen el funcionamiento interno del Congreso saben muy bien que el verdadero poder está en las secretarías, cuyo manejo no solo garantiza la suerte de los proyectos y de los debates de control político, sino que les permite a quienes estén al frente de las mismas el manejo de cuantiosos recursos presupuestales, así como un salario nada despreciable de $13.876.325, más viáticos y primas legales.

De hecho, el año pasado trascendió que algunos secretarios –los de las comisiones primera, tercera y cuarta, encargadas de asuntos constitucionales y económicos– pudieron disponer de los llamados cupos indicativos, que fueron otorgados por el Gobierno Nacional, como si se tratara de congresistas y no de empleados del Congreso. Senadores con quienes hablé me informaron que la “enmermelada” a los secretarios permitió, en esa oportunidad, el trámite expedito de algunos proyectos que se encontraban “empantanados” y en los que el Ejecutivo tenía particular interés.

Por eso, ahora –una vez elegida la mesa directiva del Senado– la puja de los partidos y movimientos políticos se centra en la elección de los secretarios y secretarias de las comisiones constitucionales y legales, cuyo control es prenda de garantía del éxito de las iniciativas. O lo contrario: no tener el manejo de las secretarías es exponerse al fracaso de las mismas.

De acuerdo con la denuncia de los “amigos sinceros del Partido de la Unidad Nacional y amigos de la Paz”, la mayoría de las secretarías de las comisiones constitucionales del Senado están bajo el control o la influencia de caciques políticos, algunos de los cuales han sido investigados, procesados o condenados por parapolítica. Es el caso de la Comisión Segunda, que tradicionalmente ha sido manejada por la familia García Zuccardi. Primero en cabeza del exsenador Juan José García y luego por su esposa, Piedad Zuccardi, investigada y procesada por parapolítica. Un hijo de ambos –Andrés García Zuccardi– se posesionó como senador el pasado 20 de julio.

La Secretaría de la Comisión Tercera ha sido asociada en tiempos recientes con la familia López Casado. Inicialmente en cabeza del exsenador Juan José ‘Juancho’ López Cabrales y ahora en su esposa, la senadora liberal Arleth Casado.

Uno de los casos más llamativos denunciados es el de la Comisión Quinta del Senado, cuya secretaria es Delcy Hoyos Abad, quien llegó al cargo recomendada por el entonces senador Mario Uribe Escobar, investigado y procesado por parapolítica. Hoyos en la actualidad tiene el respaldo del Partido de La U, aunque cercanos a la Comisión la señalan de ser allegada al Centro Democrático.

La Secretaría de la Comisión Sexta del Senado ha sido relacionada en el pasado con el exsenador y ex gobernador de Santander Luis Alberto Gil, investigado y procesado por parapolítica. En la actualidad, aspira a contar con el respaldo del Partido Liberal, en cabeza del expresidente del Senado Juan Fernando Cristo. La Secretaría de la Comisión Séptima ha sido asociada con el nombre de la ex senadora del Valle del Cauca y ex presidenta del Congreso Dilian Francisca Toro, también investigada y procesada por parapolítica.

Las secretarías de las comisiones Primera y Cuarta del Senado han sido asociadas a los conservadores Eduardo Enríquez Maya y Roberto Gerlein, en el caso de la primera de ellas, y de Juan Carlos Restrepo, de Cambio Radical, la segunda. ¿Cómo se están moviendo las fichas para la composición de las nuevas comisiones? ¿Qué está en juego con los nuevos integrantes de las comisiones? ¿Quiénes están detrás de los aspirantes a las secretarías de las comisiones del Senado?

Comisión Primera del Senado, la joya de la corona
Ser parte de la Comisión Primera del Senado es un privilegio y un honor, pues no solo se trata de la más cubierta por los medios de comunicación, sino que al ocuparse de los asuntos constitucionales garantiza a sus miembros conocer todo lo relacionado con las reformas al Estado, así como el protagonismo que brindan los debates de control político. Es la comisión presidencial por excelencia. De ella han hecho parte, en el pasado reciente, los candidatos Germán Vargas Lleras, Rafael Pardo y Antonio Navarro, entre otros.

La disputa interna más intensa por escoger a sus integrantes se está llevando a cabo en la actualidad en el Partido de La U, donde seis de los senadores elegidos aspiran a ocupar cuatro curules. Son ellos: Armando Benedetti, Roy Barreras, Roosevelt Rodríguez, Eduardo Pulgar, Manuel Enríquez Rosero y Carlos Enrique Soto. Los dos primeros tienen “derecho de antigüedad”, pues han venido desempeñándose en dicha comisión; Rodríguez sacó buena votación y es apadrinado por la ex presidenta del Congreso Dilian Francisca Toro; Pulgar pretende llegar a la curul, que en el pasado reciente ocupó su ex esposa Karime Mota, mientras que Rosero y Soto también quieren hacer prevalecer su antigüedad.

Por el lado de los godos, los “conservadores santistas”, Roberto Gerlein y Hernán Andrade, le están ganando el pulso a los “no santistas”, Eduardo Enríquez Maya y Juan Manuel Corzo, quienes están en la Primera, pero corren el riesgo de ser desterrados.

En ella también estarán los liberales Horacio Serpa Uribe, Viviane Morales y Juan Manuel Galán, quien le ganó el pulso a Luis Fernando Velasco.

La Tercera, el reino de la ‘mermelada’
Tanto o más apetecida que la Comisión Primera es la Comisión Tercera del Senado. Se trata, ni más ni menos, que la de asuntos económicos. En otras palabras, es la Comisión donde se reparte la ‘mermelada’, y esa es la razón por la que varios senadores del Partido de La U se la están peleando a dentelladas. Uno de los fijos en dicha comisión es Bernardo ‘Ñoño’ Elías, quien, inclusive, declinó su aspiración a ser presidente del Senado a cambio de que le respetaran su puesto en la Comisión Tercera. A ella también aspiran sus compañeros de partido Alfredo Gnecco, Sandra Villadiego, Andrés García Zuccardi, Miguel Amín y Ángel Custodio Cabrera. Así como los senadores de la Comisión Primera de Senado son consentidos por los medios de comunicación, los de la Tercera son ‘pechichados’ por el Ministro de Hacienda y Planeación Nacional, pues buena parte de los recursos de los que pueden disponer para ejecución de obras son tramitados en dicha célula legislativa. Se trata de una ‘relación gana-gana’, pues el Gobierno, para poder sacar adelante sus iniciativas, debe ‘oxigenar’ –léase ‘enmermelar’– muy bien a los miembros de las comisiones Tercera y Cuarta, tanto de Senado como de la Cámara de Representantes.

Los dos cupos de Cambio Radical en dicha Comisión serán ocupados por Antonio Guerra y Bernabé Celis, mientras que Antonio Navarro –que se daba por hecho que llegaría a la Comisión Primera– será el vocero de la Alianza Verde.

Comisión Segunda, ‘castigo’ para futuros presidentes del Senado
Aunque se trata de una de las comisiones más relevantes del Senado, puesto que se ocupa de los asuntos de política internacional, defensa nacional y Fuerza Pública, la Comisión Segunda terminó convertida en una especie de ‘escampadero’ para futuros presidentes del Senado, como ocurrió con José David Name y sucederá con Luis Fernando Velasco y Mauricio Lizcano, próximos aspirantes a la presidentes de la Cámara Alta. En otras palabras, quienes aspiren a la Presidencia del Senado deben sacrificar una comisión estrella –como la Primera o la Tercera– y ‘acampar’ un período o dos en la Segunda. En el caso de Velasco, por ejemplo, debió ceder su cupo en la Comisión Primera a Juan Manuel Galán a cambio de la Presidencia del Senado. Por cuenta de los acuerdos políticos entre los senadores, la Comisión Segunda terminó perdiendo influencia y relevancia, lo que no deja de ser injusto con el papel que desempeñan los integrantes de la misma, quienes se ocupan de temas vitales para el país como los de la seguridad del Estado y las relaciones de Colombia con los demás países. Es también la encargada de los asuntos de la Fuerza Pública, entre ellos los que tiene que ver con sus ascensos. Por cuenta de la negociación con las Farc en La Habana, su papel será fundamental en el posconflicto.

La Séptima, la escogida por Álvaro Uribe
Pese a que casi todas las apuestas apuntaban a que Álvaro Uribe (foto) escogería una de las comisiones estrellas para cumplir sus funciones como legislador –la Primera o la Tercera–, el expresidente optó por la Comisión Séptima. Así lo decidió el Centro Democrático luego de la cumbre de varios días en Bogotá, donde se decidió el papel que desempeñarán los nuevos congresistas, así como los temas que abordará cada uno de ellos en su calidad de opositor al gobierno de Juan Manuel Santos. La llegada de Uribe a la Comisión Séptima tiene nombre propio: contrarreforma a la reforma a la salud de Juan Manuel Santos, uno de las iniciativas del actual mandatario que ha sido objeto de mayores críticas por parte de Uribe, quien, como se sabe, es el gran promotor de la Ley 100. La llegada del expresidente a la Comisión le dará mucho más protagonismo a una célula legislativa que no solo es poco apetecida por los congresistas, sino que no cuenta con mucho cubrimiento mediático.

Compartir: